Los padres siempre quieren lo mejor para los hijos, siempre y cuando no sean tan diferentes a ellos.

Ayer fue el cumpleaños de 15 de mi hija mayor.
Me acuerdo una frase de mi papá que decía, “Qué difícil es criar a los padres, no?”
Hoy quiero hablar desde los dos lados, del lado de hija y del lado de madre.
Porque así les puede resonar, o no, si no tienen hijos, porque padres tuvimos todos, de algún lado venimos, aunque esos padres no hayan estado presentes.
Me acuerdo la difícil tarea de ser hija, querer hacer mi propia historia, querer diferenciarme de mis padres y al mismo tiempo sentir que los defraudaba.
Imaginen hoy la adolescencia, recuerden sus propias adolescencia, cuanta rebeldía, cuantas ganar de ser diferentes, de romper con las reglas y al mismo tiempo cuanta culpa y miedo por no ser aceptados, especialmente por nuestra familia! ¿Y qué pasa si mis padres me dejan de querer? toda esa fantasía que recorre nuestras entrañas más profundas.
.
¿Alguna vez te sentiste así?
¿Sentiste que si hacías algo diferente al mandato familiar los ibas a defraudar?

Los padres siempre quieren lo mejor para los hijos, siempre y cuando no sea tan diferente a ellos.

Esto es como decir “me gusta esto PERO….” Qué pasa cuando ponemos un pero, anulamos lo anterior? ¿No validamos lo anterior?
Todos somos hijos, aunque no todos somos padres.
Tengo 2 hermosas hijas y me enseñan día a día. Ir cambiando constantemente es un desafío y una propuesta que no podemos dejar pasar.
Ser diferentes a nuestros padres implica mucha culpa, esa culpa que no nos deja en paz, esa culpa que nos hace hacer cosas por nuestra cuenta, sin necesidad de ser aprobados por ellos.
.
¿Y qué pasa con los mandatos familiares?, ¿cómo rompemos esos patrones impuestos por nuestra familia?.
Según Bert Hellinger, romper con esos mandatos sólo se logra con culpa, sintiendo la culpa, no con la rebeldía. Asumir la culpa que nos genera hacer algo diferente a nuestros padres y al mismo tiempo sentir que vamos a dejar de ser queridos.
Como adultos es más fácil verlo, en la adolescencia se actúa con rebeldía y luego ese impulso muchas veces se sosiega para luego seguir haciendo “lo que nuestros padres quieren” o "lo que se debe hacer"
.
Animarse a romper con esos mandatos, aún sintiendo culpa, aún sabiendo que nuestros padres se pueden enojar es la única manera de hacer en libertad, con nuestras propias reglas, con nuestras propias ideas.
Ser llamados en la familia como “las ovejas negras” nos pone en el lugar de excluidos, de no pertenecer a esa familia, a ese clan, y qué pasa ahí? el excluido quiere pertenecer, entonces o se vuelve un rebelde o se pone sumiso y vuelve al mandato familiar.
Para seguir perteneciendo y hacer lo que nosotros queremos, fuera de los mandatos, es necesario realizar un ejercicio sistémico, una constelación, puede ser individual o grupal. Lo primer que habría que realizar es ver en qué posición estamos frente a un tema, y luego hacer un movimiento sanador, integrando, honrando y agradeciendo a nuestro sistema familiar, así y sólo así, podremos continuar con culpa, haciendo nuestro destino y aún así perteneciendo a nuestro sistema.
 
Un beso a todos y todas.
Renée Tenaglia
Terapias Holísticas
Constelaciones familiares.
Reflexología holística
Astrología terapéutica
 
Compartir: