La queja sustituye la acción

Este frase llegó a mi en un apunto de Bert Hellinger, el creador de las Constelaciones Familiares.

Cuando una persona se queja lo único que hace es quedarse en el lugar de víctima y "disfrutar" esa postura.

La queja no te deja moverte, avanzar. Te deja incativo/a.

Una persona que se queja siempre, es como un niño/a que pide por mamá.

Empezar a moverte de los lugares donde no te gusta estar es el primer paso para salir de la postura de niño/a.

Ser niño/a eterno y tomar la vida desde la postura adulta nos pone en lugar de reclamo hacia nuestros padres, y luego hacia todo el mundo,

Salir de la queja y tomar acción por nuestra vida.

Movernos de esos lugares que no nos gustan, correrse, salir, cambiar de lugar, de postura, de mirada.

La queja es precisamente lo que nos está impidiendo avanzar.

La queja no nos hace ser responsable de lo que nos pasa, pone la responsabilidad en el otro. Es mucho más fácil culpar a otros por nuestros problemas.

Pero con la queja no llegamos a ningún lado, si queremos que algo cambie, tenemos que cambiar nosotros, encontrar una forma diferente de hacerlo.

Un buen ejercicio es conectarte con la queja, preguntarte a donde te lleva, qué ganás quejandote? Cuál es el motivo? quizás al conectarte con tu queja podés encontrar la punta del ovillo y desde ahí empezar a tirar y ver donde te lleva.

Cambiar la queja por gratitud!

Empezar a reconocer que lo que nos molesta es algo que debemos trabajar, ahondar en ese tema. Entonces, agradecerle y empezar a hacer algo diferente para encontrar otro camino.

Te reconocés en la queja?

Les mando un beso

Renée

Compartir: